Feliz cumpleaños, mamá.

29-10-2011.

He decidido hacerte un pequeño escrito como regalo de cumpleaños. Sé que son simples palabras, pero no unas cualquieras. Sabes que el escribir es una forma de expresarme, con más sencillez y fluidez. Así que es muestra del cariño y el amor que te tengo, por lo que espero que te haga mucha ilusión.

Recuerdo aquella vez en la que bajé del avión, aquel septiembre del 2002, cuyo día no recuerdo, para qué negarlo. Ahora no puedo creer que haya pasado tanto tiempo desde entonces, una de los temas de los que siempre me quejo. Pero hay infinidades de cosas que son inevitables. Esta, en cambio, es inevitable pero siempre será esperada con felicidad y emoción, porque significa que tu compañía, tus consejos y tus palabras, tus gritos y carcajadas siempre protagonizarán nuestros días; sobre todo, el mío. Y sé que eso forma parte de mí, y es que una madre siempre forma parte de la vida de su hijo, es una persona primordial.

Sé las innumerables discusiones que hemos tenido, bueno... discusiones, regañinas, represalias y pleitos. Tú y yo somos muy diferentes en muchos sentidos, y no estamos de acuerdo en varias cosas. Gustos diferentes que no se pueden cambiar, y eso causa choques entre nosotras, pero a pesar de ello, siempre tomo de ti aquello que intentas inculcarme, eso que poco a poco voy aprendiendo, todas esas cosas que soy ahora y que, hoy en día, soy consciente de la educación que me das, porque me conocen gracias a tu paciencia y correcciones, razones por las que puedo llegar a ser alguien mejor. Aprendo de tí cada día que pasa, y sé que puedo cambiar mis defectos y mal comportamiento, mis meteduras de pata. No hay mejor manera que aprender a madurar con tus palabras y con el ejemplo que me das, y sé que tú siempre serás la única que estará a mi lado, porque, en cierta forma, has sido siempre la única, y lo seguirás siendo. Porque sé que puedo acudir a tí.

Mi abuela te educó con la misma manera que ahora tu me enseñas a mí, con los mismos principios. Has cogido de ella lo mejor, y esa sabiduría nos la entregas ahora a nosotras con todo el cariño del mundo. Yo observo y aprendo, aunque no lo creas. Porque eres padre y madre a la vez, con preocupaciones e inquietudes de las cuales, probablemente, te han mantenido en vela durante noche. La intranquilidad y los problemas te carcomían en épocas difíciles para nosotras. Pero tu siempre has sabido levantar la cara, poniéndote delante de nosotras para protegernos y cuidarnos con la intención de que no nos faltase nada. Recuerdo tus sufrimientos por distintas causas, tus lloros y tu dolor. Era pequeña, pero los blash back son fáciles de rememorar cuando esos momentos han sido dolorosos para una de las personas que más quieres en tu vida. Tu fuerza de voluntad y tu cariño hacia nosotras te ha permitido avanzar en cada bache, y tus decisiones te han llevado hacia el camino correcto. Razón por la que digo una vez más que eres un ejemplo a seguir. Y que pretendo seguir tus pasos en ese aspecto que tanto te caracteriza.

Tal vez hayas cometido errores a lo largo de tu vida. Obviamente una persona no puede ser perfecta, pero eso es lo que te ha llevado a ser lo que eres ahora, lo que te ha llevado a tratarnos y educarnos como lo haces ahora. No tomo a mal los consejos que me dices, que es lo que tú te sueles pensar, pero algo que he de admitir y decir es que eres algo repetitiva, qué se le va a hacer. Pero eso no tiene que ver mucho ahora. El tema es que a mis 17 años soy consciente de el enorme esfuerzo y la gran responsabilidad que tienes sobre nosotras. Te admiro por poder sobrellevar las cosas con aparente tranquilidad cuando, internamente, se entreven unas cosas con otras. Aun así, siempre consigues deshacer los nudos que van acumulándose y telas de araña aparentemente difíciles de desmarañar. 

Así que en este día te agradezco todo lo que haces por nosotras, por mí y por mi hermana. Gracias por regalarnos siempre tu último aliento, gracias por tus represalias y mandamientos, por tus castigos, los cuales nos ayudan a reflexionar; por cada hora que pasas fuera de esta casa sentada delante de un ordenador. Y gracias a ese hombre que se dedica a llenarte de felicidad, la felicidad única que siempre te has merecido como recompensa a cada acto y pensamiento dedicado a nosotras.

Gracias, y deseo tu compañía año tras año. Thays y yo te necesitamos a nuestro lado. No cambies nunca. Te quiero muchísimo.

*Recuerdo una vez que mi mamá Julia me dijo que te ayudara mucho, siempre, que te apoyara. Ahora tengo la edad suficiente para hacerlo.

Yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario