Scratching.

Esta canción que nunca termina está penetrando en esta máquina pensante, siendo oxidada por el aire más contaminado y mortal, atravesando rincones y llegando a los más vulnerables, formándose palabras envueltas en líquido incandescente, que son esputadas sin velocidad controlable de una pared a otra. Achicharrando y estropeando frases, fundiendo letras y conviertiendo imágenes en cenizas... Fuego que penetra como el veneno mortífero, implantando la insensibilidad como protagonista al momento de actuar, al momento de hablar.

Esta máquina pensante, incandescente, sufre la incertidumbre y la angustia de erupcionar como un volcán, siendo consciente de la catástrofe que puede engendrar. Y es que esa redondez únicamente tiene como consuelo dos agujeros, dejando deslizar dos finas líneas anaranjadas y espesas, calcinantes en furia.

Ese suave y pequeño desliz del filo de la navaja afealda el hueso blanco, agudizando el dolor, y son rayantes... rayantes... rayantes...

Yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario